Haciendo Reino desde lo más Urgente, Oportuno y Eficaz

Al iniciar las visitas fraternas en la zona de Antioquia, la primera comunidad en la que se dio el encuentro fue la Comunidad de Hogares Claret, el día 14 de Mayo de 2024.

Recibieron a los dos miembros del Gobierno Provincial que realizaron la visita, los Padres Luis Armando Valencia, Superior Provincial, y Néstor Antonio Calderón, Prefecto de Economía; los integrantes de la comunidad Hogares Claret son los Misioneros José Fernando Tobón Gómina, Carlos Guillermo Vásquez Sepúlveda, José Orlando Hoyos Naranjo, Gabriel Mejía Montoya y Víctor Armando Gómez.

Se inicia la visita con la oración vocacional titulada “cómo vivir hoy nuestra vocación misionera”. Durante el momento de reflexión se pudieron evidenciar experiencias interesantes a la respuesta vocacional que han dado y como han servido de orientadores para que otros se hayan podido formar como Claretianos.

En el compartir alguien expresa como la respuesta vocacional, las circunstancias y lugares de misión, se han encargado de exigirle el entregar la vida constantemente. Entre los recuerdos más profundos y gratificantes se encuentran el Centro Juvenil Claretiano, ya hace unos 50 años de esta experiencia. De Igual manera, los diferentes compromisos Congregacionales se encargaron de forjar y fortalecer la vocación.

Otro de los hermanos comparte como le marcó el prestar sus servicios en la formación inicial y percibe como es distinta a la vida misionera hoy. Abrirse a la experiencia misioneras en diferentes partes alimentó su vocación, lo cual hace que se descubran muchas enseñanzas dadas por la gente a la que fue a evangelizar y que lo evangelizaron a uno; otra de las cosas que dejaron huellas profundas en su ser misionero, han sido los hermanos de comunidad con los que ha compartido. La novedad siempre ha estado en su vida, como ahora que ha iniciado otra gran experiencia misionera, con la idea de redescubrir lo que ésta le trae, pues nunca había tenido trabajo fuerte en la ciudad, en este contexto hay que entender lo misionero desde otra perspectiva, pues son retos y desafíos distintos, las experiencias son totalmente diferentes y novedosas día tras día, no queda otra cosa, que agradecer a Dios por los hermanos de comunidad y las comunidades por donde ha pasado.

Nos comentan también que se va descubriendo la vocación como don, la cual nos ayuda a descubrir la razón de ser, para estar en lo que estoy o para que he venido al mundo desde un momento luminoso, razón por la que ser muy feliz hoy al igual que el primer día que llegó a la comunidad. No pueden quedar por fuera el testimonio de los hermanos, personas que han dejado huellas indelebles en nuestra experiencia de vida misionera. No faltan también en la vida esas tormentas que pueden llevar al misionero a experimentar la soledad. La experiencia en Hogares Claret fue un momento luminoso, que llevó a redimensionar su vida. Ver el sufrimiento de tantos hermanos sumidos en la adicción, hizo que se pudiera fortalecer en lo espiritual para, de esta manera, encontrar la forma de ayudarles. De las cosas bonitas que tiene la vida en comunidad es tener la suerte de dar con esos hermanos que fortalecen y ayudan a sacar adelante las experiencias misioneras encomendadas. La vida se encarga de devolverle a uno todo lo que se hace por otros, se puede constatar mediante el cariño de tanta gente, su amistad, Dios siempre encuentra la manera de acompañarnos y fortalecernos, su misericordia es eterna.

En algunos de los hermanos de esta comunidad se comenta que entregar la vida formando a otros, y ahora los años en Hogares Claret, forjan una persona de mucho arraigo e identidad con el ser claretiano. Hoy solo se puede agradecer por el calor de familia, con todos los que se ha tenido la oportunidad de vivir, sintiendo que se vive en clima de familia claretiana. Ser formador ayudó a fortalecer la vocación, porque los formados son muy exigentes y ayudan a quien desempeña esta misión, deba formarse y fortalecerse espiritualmente para guiar a otros en la experiencia de amar lo misionero y el ser de Claretiano, en razón de eso, se recuerda en el itinerario vocacional a grandes personas como Alcides Fernández, Juan Bautista Ramírez, Antonio Arango, P. Torres, P. Montoya, P. Atucha, P. Baracaldo, P. Ángel María Canals.

En la experiencia vivida es bueno recordar tantas cosas por la que se ha pasado y saber que la vocación ha estado muy transversalizada por cambios constantes, uno muy fuerte fue el cambio con el Concilio. Presenciar la salida de tanta gente, gente significativa, la separación de las provincias, tener una formación accidentada (muchas eventualidades permitieron recorrer diferentes espacios formativos en Colombia, y de igual manera, ver cómo los fueron cerrando), experiencias como estas, marcaron dramática y drásticamente la vida. Cosas con las que a estas alturas se arrepiente es por las veces que siempre hizo su voluntad, ser testarudo; lo importante es que Dios siempre encuentra la forma para llevarnos a Él.

Vida Comunitaria

Después de haber compartido desde lo más intimo de su ser, la realidad espiritual y con ello, las experiencias comunitarias que los mantienen hoy en la vida Claretiana, la idea es que podamos descubrir que nuestras comunidades sean hogares, donde se comparte la vida, donde crecemos espiritualmente y donde nos aprendemos a amar en la medida en que Dios nos junta en las comunidades a las que pertenecemos.

Siguiendo con el espacio de la visita, se animó a los integrantes de la comunidad de Hogares Claret a que pudieran leer el documento “Nuevo paradigma sobre la comunidad, luces y sombras” de nuestro hermano Claretiano, Luis Alberto Gonzalo Díez.  

En el compartir salieron comentarios como el saber que la comunicación es algo esencial para vivir en comunidad y ayuda a vivir el liderazgo de la persona. Hay que seguir insistiendo encontrar hablar y para orar. Es importante la expresión afectiva dentro de la comunidad. Ser conscientes de la afectividad, no reducirse a ser cortés, la comunidad es nuestro lugar de familia. Las expresiones de afecto son constructoras de comunidad. Hay muchos elementos que tenemos como base, hay elementos de educación que ayudan, el saludo, el pedirles ayuda a los otros, conocerse, sabiendo mis limitaciones, descubrir el momento cuando hacerme a un lado, reconocer las propias limitaciones ayuda a construir comunidad.

Muchos de los ambientes comunitarios que tenemos hoy en nuestras comunidades locales, se prestan para el aislamiento; razón por la cual no debe faltar en nuestro día a día la oración, un espacio de intimidad, donde a veces habla el corazón. Comer juntos, es otro elemento que nos ayuda mucho a fortalecer la comunidad, muchas veces se convierte en un espacio de conversación de poder comunicar aquellas cosas que por la falta de tiempo muchas veces no puedo hacer. No olvidarse nunca de esos momentos institucionales (los propuestos por las Constituciones y los diferentes documentos Congregacionales) como son la reunión de comunidad mensual, la eucaristía diaria como “signo de unidad y vínculo de caridad” y la oración en la que “se fomenta con un estilo de vida familiar en el que vivimos todos con Espíritu sincero y abierto”.

Hubo espacio para vivir la fraternidad mediante la mesa, para luego retomar la jornada de dialogo en el que se pudo compartir como va la Provincia a nivel general, las personas y como va caminando la economía en la Provincia.

No queda sino agradecer a nuestros hermanos que han entregado su vida en Hogares Claret y hoy siguen con el mismo entusiasmo apostando por este proyecto que como concebía nuestro Padre fundador, se debe hacer una apuesta en nuestra realidad misionera por “lo más urgente, oportuno y eficaz”.