La Comunidad de Tagachí, en el Medio Atrato, se ha convertido en un ejemplo de compromiso con la paz y el cuidado del medio ambiente. Durante la Semana por la Paz, celebrada del 9 al 14 de este mes, habitantes de Tagachí, Santa María y Palo Blanco se reunieron para participar en una serie de actividades que fomentan la reflexión y la acción en estos temas, liderada por el Padre Yorrly Alexander Moreno.
Con la participación de niños, jóvenes, mujeres y hombres, el encuentro subrayó la responsabilidad de cada persona y de la comunidad en la creación de territorios más seguros y en la protección del entorno natural.
Reflexiones sobre el Medio Ambiente y el Conflicto Armado
Uno de los principales temas fue el cuidado del medio ambiente, inspirado en la encíclica Laudato Si y la Sentencia T-622 de 2016, que declaró al río Atrato como sujeto de derechos. Los asistentes discutieron la importancia del río para la vida de las comunidades locales y el impacto devastador que la minería ilegal ha tenido en su ecosistema. También se resaltó el llamado a cuidar la «Casa Común» y a asumir la responsabilidad frente a la crisis ecológica.
Se realizó un recorrido histórico por la vida alrededor del río Atrato, recordando cómo ha sido una fuente de sustento y vida para la región. La reflexión invitó a la comunidad a asumir su parte en la protección del río y a enfrentar los daños provocados por actividades como la minería ilegal.
El Impacto del Conflicto Armado
Otro aspecto fundamental fue la discusión sobre el conflicto armado. En particular, las mujeres de la comunidad compartieron historias dolorosas de cómo la violencia afectó sus vidas. Muchas recordaron la pérdida de sus esposos, asesinados por grupos armados, lo que no solo las dejó emocionalmente devastadas, sino también sin el sustento familiar.
En un ambiente de confianza, por primera vez algunas mujeres encontraron el valor para expresar su dolor. Hablaron de cómo la muerte de sus esposos no solo significó la pérdida de sus compañeros, sino también de «los canaletes», que simbolizan el sustento diario. Para muchas, fue un espacio de liberación emocional, tras años de cargar con ese sufrimiento en silencio.
La presencia de la Iglesia Católica ha sido un pilar de apoyo para estas comunidades en tiempos difíciles. Como mencionaron algunos participantes, «de no ser por la Iglesia, muchos de nosotros no estaríamos aquí; habríamos muerto o sido desplazados».
El papel de la familia en la Construcción de la Paz
El encuentro también llevó a reflexionar sobre el papel fundamental de las familias en la formación de valores. No solo los grupos armados o el Estado son responsables de la violencia; en el hogar se siembran los primeros valores que forman a hombres y mujeres de bien. Las familias y las comunidades deben asumir su parte en la construcción de una cultura de paz.
La Semana por la Paz concluyó con una velatón comunitaria, donde se destacaron valores clave para la convivencia: amor, respeto, solidaridad, cuidado y alegría. Estos principios son esenciales para seguir construyendo un futuro de paz y reconciliación en el territorio.