El Equipo de Animación Provincial, luego de reprogramar en su agenda las visitas fraternas en algunas Comunidades de la Región de Colombia que no se pudieron realizar en el primer semestre, ha continuado su realización de las mismas, luego de las diversas actividades de los meses de Junio y Julio.
Los días 6 al 9 de Agosto de 2024, los Padres Luis Armando Valencia y Anselmus Baru, realizaron la visita fraterna a la comunidad de Riosucio, en el departamento del Chocó, que atiende las Parroquias Nuestra Señora del Carmen (Riosucio) y la Niña María (Curbaradó, municipio del Carmen del Darién). De la comunidad están presentes el Hermano Marcial Gamboa y los Padres Over Mercado, Aníbal Córdoba y Elber Montero Vega.
En un ambiente fraterno, la reunión se inició con una breve oración, invocando al Espíritu Santo para que guíe y acompaña esta visita. En seguida, el Padre Luis Armando Valencia lee los numerales 12 y 16 de nuestra Constitución, resaltando los tres elementos importantes de nuestro estilo de vida misionera: la vida fraterna, que se significa sobre todo en la eucaristía; la oración común, principalmente litúrgica; y el estilo de la vida familiar. Nuestro fundador en su vida misionera siempre cuidó de estos tres elementos.
En la reunión con la comunidad se posibilita la conversación abierta, desde la escucha de cada uno de los integrantes, compartiendo cada uno la vivencia de la propia vocación misionera, el caminar comunitario y la vivencia espiritual que viven como comunidad local. Igualmente se comparten también algunos elementos importantes de la celebración del Jubileo de la Congregación por los 175 años de su fundación, donde se apunta en una de sus reflexiones a la importancia de nuestra vida comunitaria al servicio de la misión.
La conversación comunitaria se abordó en torno de la pregunta generativa: ¿Cuáles son los factores que invaden nuestra vida comunitaria hoy? Respondiendo a esta pregunta, en este ambiente del diálogo, cada uno expresó sus reflexiones: hay varios elementos que podemos mencionar en cuanto los elementos que invaden nuestra vida comunitaria hoy, como por ejemplo el invidualismo, la falta del trabajar en equipo, la mundanidad, poca profundidad en lo espiritual, inconstancia en la misión, clericalismo, entre otras.
Son realidades que muestra nuestra fragilidad como seres humanos y como consagrados; por ello, se requiere la fuerza del Espíritu de Dios y volver a nuestras fuentes, nuestras Constituciones y documentos congregacionales, los cuales nos ayudan a reorientar y vencer el individualismo y poder entrar a vivir en comunidad y estar al servicio de la misión. Cabe recordar que nuestra identidad carismática es misionera, y nuestro estilo de vida es en comunidad, y en ella nos comprometemos a vivir juntos, trabajar juntos y celebrar juntos la común llamada en el seguimiento de Jesús. Por tanto, desde nuestro carisma claretiano, la existencia de nuestra vida comunitaria es para la misión. En ella, con la guía del Espíritu de Dios, nos ayuda a buscar juntos la voluntad de Dios, animados por el proyecto en común. Así mismo, en su misión, la comunidad está invitada a escuchar y ser capaz de descubrir los gritos y clamores de la humanidad, desde la realidad que nos rodea, más aún en la realidad compleja como lo es la de esta zona.
Se constata que, por nuestra diversidad, es normal que en la comunidad encontremos diferencias en cuanto a las ideas o pensamiento de cada uno. Para ello, se necesita del arte de vivir juntos, donde se propicie la comunicación y el diálogo, ya que la buena comunicación no es algo añadido, sino que es el corazón de la comunidad, la cual es capaz de superar todas las barreras que puedan surgir desde la práctica de una comunicación asertiva. Así mismo, un elemento fundamental para nuestra vida comunitaria y misionera es la oración y el testimonio de la vida, que debemos cultivar con fidelidad, tanto personal como comunitaria.
Después de trabajar sobre el tema de la vida comunitaria, la comunidad comparte los avances en la vida pastoral. Cabe destacar que en la localidad de Riosucio contamos con la presencia de las hermanas Dominicas de la Presentación, que nos permite realizar la misión compartida. Así mismo contamos también con muchos laicos y laicas que colaboran y son corresponsables en la misión.
Fuera de la atención sacramental, la comunidad está desarrollando diferentes acciones pastorales, como catequética, Juvenil, Animación Bíblica de la Pastoral y Solidaridad y Misión (SOMI). También nuestra presencia consiste en acompañar las organizaciones locales, tanto en los procesos organizativos como también su lucha de defender sus derechos. Las dos regiones, tanto del Riosucio como Curbaradó en el Carmen de Darién, se caracteriza por un mayor índice de población juvenil, por ello, se sugiere a la comunidad mirar la posibilidad de trabajar con los jóvenes desde lo artística (música, danza y teatro) y desde el deporte como medios de resistencia.
En esta visita, el día 8 se realizó la visita a la comunidad de Curbaradó, Carmen del Darién, con el fin de mirar los avances de la construcción del templo Parroquial. Gracias a nuestros hermanos de la comunidad de Riosucio por su entrega y dedicación de realizar la labor misionera en esta región, que el espíritu de Claret los siga animando y fortaleciendo.