Un Abrazo Fraterno en Tierra Misionera
Con un corazón lleno de alegría y un espíritu renovado, la comunidad de Misioneros Claretianos de Cartagena acogió recientemente la visita fraterna de nuestro Gobierno Provincial (Superior Provincial, Luis Armando Valencia Valencia y Ecónomo Provincial, Néstor Antonio Calderón Beleño). No se trataba de una mera inspección, sino de un encuentro de hermanos, un signo tangible de la comunión que nos une en nuestra misión compartida. Desde el primer momento, pudimos sentir la calidez de un abrazo fraterno, la certeza de que no caminamos solos, sino que somos parte de un solo cuerpo, el cuerpo de la Congregación.
La agenda, aunque estructurada (Septiembre 21 y 22), se vio enriquecida por la sencillez y el cariño de los gestos cotidianos. El primer día, nos unimos a la comunidad parroquial en la misa dominical, un acto de fe que nos recordó el fundamento de nuestra vida. Al compartir el pan de la Eucaristía, experimentamos una profunda unidad. Este momento se prolongó en una comida comunitaria, un almuerzo sencillo que se convirtió en un banquete de fraternidad y risas. Como bien nos enseña la Escritura, los primeros cristianos «perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones» (Hch 2, 42). En esta mesa, cada uno de nosotros era signo vivo de la caridad que da sabor a nuestra vida y fortalece nuestros lazos.
El Corazón de la Visita: Diálogo y Escucha
El objetivo principal de esta visita era mantener viva la comunión entre el Gobierno Provincial y las comunidades locales, un lazo vital que nos permite caminar juntos en la misma dirección. En un ambiente de total confianza y apertura, iniciamos un diálogo sincero y profundo sobre nuestra vida vocacional y comunitaria. El Gobierno Provincial mostró un genuino interés en el bienestar de cada misionero, preguntando por la salud, el estado de ánimo y la satisfacción en nuestros actuales destinos. Esta atención personalizada es un reflejo del cuidado pastoral que la Congregación tiene por sus hijos, asegurando que cada uno pueda vivir su vocación con plenitud y gozo. Se dialogó sobre las alegrías y los desafíos de la vida fraterna, la intensidad de nuestra vida espiritual y la vivencia de nuestro carisma en el día a día.


El seguimiento al proyecto comunitario fue el corazón de la visita. Se evaluaron los avances en la vida de los misioneros, la salud, la vocación, la integración en la comunidad y la espiritualidad, incluyendo nuestra devoción a María, la herencia de San Antonio María Claret y el ejemplo de nuestros mártires. El diálogo se centró en un aspecto crucial: el llamado a la formación permanente, una necesidad constante para que nuestro espíritu misionero se mantenga vivo y relevante en el mundo de hoy. Se compartieron dificultades, pero también se celebraron las alegrías y los sueños que animan nuestro servicio.
Más allá de cualquier limitación o dificultad que pudiera presentarse en la comunidad, lo que verdaderamente se destacó fue el espíritu de diálogo, la apertura sincera y la voluntad de escuchar. La visita se convirtió en una oportunidad para abordar los desafíos no como obstáculos insuperables, sino como invitaciones a la solución. Se enfatizó que la comunicación abierta y la escucha mutua son los cimientos sobre los que se construyen comunidades fuertes y resilientes. Es en este espacio de confianza donde las heridas se sanan y los lazos de fraternidad se fortalecen.
Planificación y Compromiso: Nuestro Futuro en Común
Posteriormente, la visita avanzó hacia una profunda reflexión sobre nuestro «Plan Provincial de Vida Misionera 2022-2027». Este documento es nuestra hoja de ruta, nuestra guía para el futuro de la misión. Se discutieron las prioridades pastorales, como la animación bíblica, la pastoral vocacional y juvenil, y el Servicio Misionero Claretiano (SOMI). Fue un momento clave para evaluar quiénes son los responsables locales de estas áreas y cómo vamos a evaluar la implementación del plan a lo largo del trienio. Se hizo un llamado a vivir juntos este tiempo de gracia, el «Jubileo de la Esperanza», una valiosa herramienta para prepararnos y vivir este tiempo como Iglesia.
Conclusión: Gratitud y Esperanza Renovada
Finalmente, abordamos temas de gran importancia práctica y pastoral. Se discutió la economía local, el presupuesto y las necesidades de la comunidad, un recordatorio de que nuestra misión no puede existir sin una gestión responsable de los recursos. Se hizo especial énfasis en la aplicación de los protocolos de protección de menores y personas vulnerables en la Iglesia, un tema de vital importancia que nos exige estar vigilantes y actuar con total transparencia.
Al finalizar la visita, se le expresó a la comunidad de Cartagena su más sincero agradecimiento por la acogida, el cariño y la dedicación mostrado a los hermanos del Gobierno Provincial, pues fuimos recibidos con amor y la hospitalidad.
Esta visita fraterna no solo cumplió con sus objetivos, sino que fue una inyección de vida y esperanza para nuestra la Comunidad Local. Con la visita se recordó que nuestra vocación es un camino de comunión, diálogo y crecimiento constante. Con la bendición de San Antonio María Claret, esperamos que continúe esta comunidad trabajando juntos, con el corazón encendido y los pies en la tierra, para que el Reino de Dios se haga presente en cada rincón de la Parroquia María Auxiliadora.


